martes, 16 de septiembre de 2008

Chiro (Parte 5)

Para entender esta historia necesitas leer las partes anteriores. Podés encontrarlas luego de este post, o todas juntas haciendo click aquí

Ni bien comenzó el año lectivo en 1991, Chiro y yo empezamos a distanciarnos. Estábamos en años diferentes, en colegios y círculos sociales diferentes. Ahora que vivía nuevamente en Buenos Aires, empecé a tener amigos en el colegio y en el barrio. De repente, había otras cosas interesantes que hacer aparte de tener a Chiro desnudo. Si bien me gustaba estar a solas con él, cuando terminábamos y se iba, me sentía vacío. Estaba apartándome de la religión, entonces ya no sentía la culpa de antes. En cambio, sentía una gran soledad. A los dos nos había dejado de importar totalmente la vida del otro, había que aceptarlo.
Llegábamos a pasar semanas sin vernos; lo que hacía que nuestros polvos fueran cada vez más impersonales. Estábamos para prestar un servicio el uno al otro. Él, para satisfacer todas mis necesidades sexuales (yo no tenía otro compañero sexual que no fuera Chiro). Yo, para satisfacer su necesidad de intimar con un chico (creo que él tampoco estaba con otro varón que no fuera yo).

A medida que Chiro crecía, fue convirtiéndose en un irresistible latin lover. Su look “canchero”, sus lindos rasgos, y la forma rea- pero sexy a la vez- que tenía de hablar, le hacía ganar mujeres a palazos. Tenía una novia nueva cada dos semanas, aproximadamente. Por supuesto, cada novia ignoraba que aveces el día antes de besar sus senos, Chiro probablemente había besado mis glúteos.
Pero bueno, ojo que no ve...

Como no nos importaba nada más que calmar la revolución que nuestras hormonas creaban en nuestro organismo, llegamos a tener sexo en las situaciones más ridículas.
Por ejemplo, casi todos los pendejos de Ituzaingó y zonas aledañas, íbamos a bailar a un boliche que se llamaba “American Wave”. Siempre que iba, veía a Chiro de la mano de una doncella distinta. Una vez, lo vi en la barra con su novia del momento y otros amigos, conversando y riéndose. Yo lo miraba desde el otro lado de la pista. Mientras lo observaba, recordé algunos buenos polvos que habíamos vivido y tuve una erección casi automática.
Envalentonado por mi nuevo amigo: El alcohol; me acerqué y le pregunté al oído:
“¿Cuando cogemos?”
“Cuando quieras”, contestó después de darle un pico a su chica.
“Ok. ¿Mañana qué haces?”. A esto le siguió una meditada pausa, hasta que dijo:
“Anda para el baño de arriba. Ahora”
Subí hasta el baño y me metí en un cubículo. Un rato más tarde, Chiro entró y cerró la puerta tras sus espaldas. Mientras esta niña se preguntaba que estaría demorando tanto a su novio, Chiro gemía en mi oído, cubierto en transpiración. Nadie jamás sospechó nada. Sabíamos cubrir nuestras huellas y disimular todo.

En el año 1992, Chiro se había convertido en el rey de la noche y en uno de los chicos más populares de la zona. Siempre estaba rodeado de gente diferente. Todos lo querían y festejaban sus chistes. Su éxito con las mujeres, le ganó el respeto y la admiración de sus amigos varones.
Así como crecía su popularidad, crecía su soberbia. Se rebelaba constantemente contra todos los adultos, sobre todo si eran profesores de colegio, y la mayoría de las veces sin razón justificada. Del tierno niño que supo ser en un momento, no quedaba ni el más mínimo rastro. Se estaba transformando en una persona muy agresiva. Quienes lo conocían desde su etapa rebelde quizás no lo notaban.
Los que lo conocíamos de niño, si.
De a poco empecé a ver a Chiro rodearse de toda la escoria de Ituzaingó y Castelar. Todo chico que hubiera sido expulsado de algún colegio, que tuviera historial delictivo o violento y problemas con drogas (especialmente Cocaína), seguramente estaba dentro de su lista de gente frecuentada.
Una noche, lo vi salir del baño de un bar con los ojos totalmente desorbitados y la mandibula desencajada. Parecía otra persona. Una persona que daba un poco de miedo, debo admitir. Al cruzarme, me llevó por delante y no me reconoció. Le agarré el brazo y le dije:
“¡Chiro! ¿Estás bien?”
Se dio vuelta asustado. Me miró pero le costó darse cuenta de quien era.
“¡Eh! ¡Marce! No te vi, disculpá. Está medio oscuro acá, viste. Paso por tu casa mañana, ¿te parece? Hace mil que no nos vemos...”
Mientras hablaba siguió caminando, salió del bar y se metió en un auto. No necesito decir que al otro día no apareció por mi casa. Dudo que recordara que me vio o que hablamos.

Los hombres heterosexuales en su adolescencia, muchas veces piensan que denigrar a una mujer los hace quedar ante los otros hombres como “flor de machos” (muchas veces, después de la adolescencia siguen siendo así). Chiro, supuestamente, era el macho de machos, entonces cuando hablaba de las mujeres que pasaban por su cuerpo, le daba rienda suelta a su lengua y solía mejorar las historias según su conveniencia.
En presencia de una mujer, sin embargo, era un perfecto caballero.
Me acuerdo que una vez estábamos esperando juntos el colectivo. En una pared había una leyenda escrita con aerosol que decía: Chiro, nunca te voy a dejar. Te amo. Me dijo que eso lo había escrito Carla, una chica que yo conocía porque iba a mi colegio, al turno mañana. Carla era un año mayor que él y habían salido durante unos meses:
“¿Ves ese graffitti?Me da risa que diga Chiro, nunca te voy a dejar. En realidad quiso poner Chiro, nunca te voy a dejar que NO me cojas. Esa puta lo único que quiere es tener una poronga entre las gambas. Me entregó el orto la segunda vez que cogimos. ¡Como le gusta la pija!”.
Resultó ser que Carla, la puta en cuestión, quedó embarazada de Chiro (o por lo menos, eso alegaba ella). No se exactamente como se sucedieron los eventos, pero la joven se hizo un aborto. Chiro no tuvo mejor idea que comentárselo a un amigo suyo, muy poco discreto, que no soportó tener toda esa carga de información sin divulgarla. Pronto el rumor estaba en boca de todos y Carla quedó públicamente humillada.
Un mediodía, en la esquina del colegio, presencié una escena digna de un programa de Lia Salgado. Carla estaba gritándole a Chiro con todas sus fuerzas y cacheteandolo mientras unas amigas suyas trataban de detenerla. Lo tenía arrinconado contra una pared y le daba puñetazos y patadas mientras él se cubría la cara con los brazos. Se escuchaba que gritaba:
“¡La puta que te parió! ¡¿Por qué me tenías que arruinar así?! ¡Hijo de puta! ¡Te voy a matar! ¡¿Me escuchaste, pedazo de mierda?!”
Sus amigas desesperadas trataban de frenarla, pero ella se había comido la espinaca de Popeye y no había quien la detuviera. Un segundo después, dos preceptores del colegio estaban separandolos y se llevaban a Carla ahogada en llanto, mientras Chiro corría lo mas rápido que le daban sus piernas.
Parece que Chiro le había contado a su amigo lo del embarazo y lo del aborto. También le había dicho que no había forma de saber si él la había embarazado porque la muy trola cogía sin forro y con varios a la vez. Los pibes en el colegio comentaban:
“Qué bajón boludo que una mina te quiera engrampar con el hijo de otro. Las minas son tan putas”.
También escuche:
“¡Obvio que no era de Chiro! La mina es una tremenda puta. ¡Cogieron la primera vez que salieron!”
La verdad no la sabía nadie, pero todos preferían creerle al macho antes que a la puta que gritaba. Yo conocía bastante poco a Carla, pero sabía lo suficiente de Chiro como para intuir que cosas era capaz de hacer.

Chiro nos había dado, a quienes lo conocíamos, varias sorpresas estos últimos años, pero faltaba la más grande de todas.

La que nos daría unos días después...


CONTINUARÁ...

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Se hizo travesti!!!. uff!!! falta mucho para que se lo lleven los marcianos, todavia.

Santos dijo...

polemiquisimo... huele a OD por todos lados...

Santos dijo...

y esto no tiene nada que ver con nada... pero me causa gracia que el blog diga que mi año zodiacal el es jabali, cuando en verdad es el chancho... se ve que no quieren herir sensibilidades... (avise que no tenia nada que ver con nada)

Marcelo dijo...

Alejandro:
Veremos que sucede. Hay otras sorpresas mas grandes que ser travesti. En realidad era mujer y era travesti al reves

Santi:
Que es OD?
Donde dice lo del chancho/Jabali?

Anónimo dijo...

od me suena a over dose. creo.