viernes, 27 de junio de 2008

Perdida de Dignidad ¿No entendes que no quiero?

Un día estás de un lado y otro día estás del otro. Victima y victimario. Cogedor y cogido. Golpeador y golpeado. Bueno así puedo inventar infinitas de esas.
Lo interesante de esto es como cambia la percepción de la situación dependiendo del lugar en donde te pares.

Por ejemplo: En el año 2006 estuve a punto de tener que irme a vivir a la calle porque me estaban desalojando del departamento donde yo vivía. Era un departamentucho asqueroso en el sucio barrio de Congreso, sito en las calles Bartolomé Mitre y Junín (perdón si alguien que reside en el barrio de Congreso esta leyendo esto, pero enfrentemos la realidad, Congresito es una mierdita).
En mi momento de desesperación y congoja, me detuve un momento a mirar por la ventana y pensé: “Ahora tengo un departamento feo con vista a la calle y la semana que viene voy a tener una calle con vista a un departamento feo.” Si bien las palabras son similares, la vivencia iba a ser un tanto diferente.

Con lo que respecta a los hombres, estuve tanto de un lado como de otro… si escaneo mi pasado me da impresión ver que estuve mas de lado de la calle que del departamento feo. Levanto mi copa en este momento y brindo para festejar el hecho de que ahora no estoy ni adentro ni afuera: ¡Me encuentro en el pasillo!¡Salud!

Recapacito sobre esto ahora, que en mi msn Messenger ® se acaba de abrir una ventanita de un fulano que pregunta “¿Estás?”
Fulano no entendió.
Fulano está en la calle (Junín y Mitre encima… mmm)
Fulano piensa que si insiste e insiste en algún momento va a dejar la calle y va a poder entrar al departamento.
Fulano está perdiendo la dignidad con su ferviente fe, y aparentemente ignora el hecho de que sus cartelitos de “¿Estás?” siempre son atendidos negligentemente o ignorados.

Con Fulano tuvimos un beso mediocre en algún momento. Para Fulano el beso seguramente también fue mediocre, pero en vez de ver esta realidad prefiere pensar que fue el beso que despertó a la Bella Durmiente de su sueño.
¿Por qué? Porque si piensa que fue el mejor beso de su vida, eso me convierte a mí en el que mejor lo beso. Si yo soy el que mejor lo beso, necesita de mi amor para poder seguir viviendo. Como yo sí, en cambio, puedo ver que ese beso fue una cagada, no le doy bola. ¿Esto me convierte en una mala persona? No, soy una mala persona pero por otros motivos.

Lógicamente no se puede escupir al cielo porque rápidamente podemos cambiar de rol. Para ilustrar esto voy a contar una historia divertida:
Me encontraba bailando y dejando mi ser y alma en un dance floor (pista de baile) de la Capital Federal. Al lado mío pasa un peladito con cara de bueno. Me charla. Me río, simpático, me cae bien. Nos damos un beso. Lindo beso, pero normal. Con la verborragia natural que me da el alcohol le digo “vamoshh noshh para esa columnarrr quereshh?”
El me dice: si, dale
Llegamos a la columna y mientras bailaba con Baldy Man, veo en la barra una estatua de ébano. Morocho, alto, con una cara súper interesante. Me sonreía tomando su gin tónica con la sonrisa del mismo Satán (Satán es top model y tiene mucha parla, quiero aclarar. Lo conozco personalmente)
A Baldy Man le digo: “Ahí vengo”. Con toda irreverencia me acerque a la estatua de ébano y me puse a charlar dejando al peladito confundido y triste, con su vasito de coca y su parliament en la mano. (Entre nosotros, se lo merece por fumar parliament)
La estatua de ébano me decía cosas graciosas y yo reía, olvidando por completo que en este mundo alguna vez existió peladito parliament.
La fogosidad de la noche hizo que terminara en la cama con la estatua de ébano, el alcohol hizo que mi miembro no funcionara. Mi miembro muerto hizo que la estatua de ébano se arrepintiera del momento que estaba viviendo y la expresión de incomodidad de mi compañero sexual hizo que me ponga a pensar en que quizás el peladito parliament había encontrado- después de su desilusión conmigo- alguien que pensara que el hecho de que el fumara parliaments lo convertía en un hombre increíblemente sexy y juntos, con ese nuevo ser, caminarían las calles de Buenos Aires rumbo a algún sitio donde intercambiarían ideas, fluidos o quizás también unas horas de sueño y mimos.
Pobre peladito parliament.
Pobre yo.
No. Yo me lo tenia merecido.

Pero lo peor, es que nada de esto fue premeditado. Estas cosas nunca son premeditadas.
Hoy por hoy, quiero encontrar al peladito parliament y decirle “Peladito, te juro que yo no soy asi”
¿Pero para que?
¿Para terminar igual que fulano? No, gracias.

Fulano creo que somos todos en algún momento.

Quizás me equivoque, pero no creo.

4 comentarios:

conedulcorante dijo...

eso pasa cuano conocés gente en un boliche.

te guiás por conceptos equivocados. y elegís mal.

por lo menos a mi me pasó que gente q conocí en un boliche no sirvió más q para un mal polvo.

y un reproche el día después.


tal vez un llanto.

no recomendable.
pero sí.
todos somos fulano.

matutesf dijo...

Todos somos Fulano...
Todos somos la china de trensas y con la canasta en el brazo...
Diciendo soy de shidro (San Isidro)

Anónimo dijo...

me gustó tu blog...hasta aqui leo,,,mañana sigo.sos muy gracioso

Marcelo dijo...

Muchas gracias por pasar, leer y dejar tu comentario, Anónimo.
Pasá cuando quieras

abrazos

Marcelo